Las internaciones injustificadas y prolongadas en una institución psiquiátrica violan los derechos de las personas que en nombre de la salud o del orden social son hospitalizadas permaneciendo más del tiempo que se requiere para su estabilización, semanas, meses, años y en numerosas tristes oportunidades, toda la vida. Allí, estas personas van haciéndose parte de la vida hospitalaria a medida que el tiempo pasa, sin relojes ni almanaques. Así creen (y les hacen creer) que el hospital es su casa, su lugar en el mundo.